jueves, 13 de diciembre de 2007

Bush veta por segunda vez el proyecto de seguro de salud para niños pobres

Washington, 12 dic (EFE).- El presidente de EE.UU., George W. Bush, vetó por segunda vez un proyecto de ley que extendería la cobertura sanitaria infantil a diez millones de niños de familias desfavorecidas que no pueden acceder a un seguro médico.

En una carta dirigida al Congreso de EE.UU., el mandatario justifica su decisión con el argumento de que la ley permitiría a adultos entrar en el programa, cubriría a familias con ingresos por encima de la media y aumentaría los impuestos.

"Esta ley no da prioridad a los niños pobres y movería al sistema de salud en la dirección equivocada", dijo Bush.

El mandatario resaltó que "el objetivo de EE.UU. debería ser ayudar a que aquellos niños que no tienen cobertura médica puedan formar parte del sistema privado y no que aquellos niños que ya tienen un seguro privado puedan cambiarse al programa estatal".

El pasado 1 de noviembre, el Senado aprobó esta ley con 64 votos a favor y 30 en contra.

La iniciativa comprende la cobertura médica a unos cuatro millones de niños de familias desfavorecidas, que aunque no pueden contratar un seguro privado, no son tan pobres como para formar parte del programa público Medicaid.

De haber sido promulgado, el Programa Estatal de Salud Infantil (SCHIP) habría beneficiado a un total de 10 millones de niños e incluiría a unos 1,4 millones de infantes hispanos.

Además, se incrementaría la financiación pública en 35.000 millones de dólares para un periodo de cinco años, en lugar de los 5.000 millones adicionales propuestos por Bush.

El gasto actual para las arcas estatales se sitúa en 25.000 millones de dólares.

El incremento de fondos se habría financiado con un incremento de 65 centavos en los impuestos federales a los cigarrillos, algo que ya causó objeciones en la primera versión del proyecto.

Bush ya vetó en octubre un proyecto muy similar con el argumento de que la ley supondría el preludio de un sistema universal de salud, provocaría enormes incrementos en el gasto gubernamental y se traduciría en racionamiento, ineficiencia y largas listas de espera.

El mandatario estadounidense estaba dispuesto a aumentar la cantidad de dinero, aunque nunca especificó la cifra.

Hoy, tras el veto presidencial, Bush pidió al Congreso que amplíe el programa con la financiación actual antes de las vacaciones de Navidad, algo que los legisladores parecen haber aceptado.

En su escrito para justificar su veto, el presidente de EE.UU. aseguró que los líderes del Congreso, controlado por los demócratas, no han consultado en ningún momento a los asesores de la Administración, un argumento que rechazan los legisladores pues han pedido al propio Bush que se sienta a negociar con ellos el proyecto.

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